Cuarto Poder Zapotlanejo

La cuaresma del pasado

Por: Juvencio de Arcos

Comenzando con la imposición de la cruz de ceniza en la frente recordándonos que no somos nada, el famoso miércoles nos hace entrar a la cuaresma.

Le escuchaba decir a mi abuelita: “Ya viene la cuaresma, llegará de madrugada, trae tortillas, frijoles y nopales”. Y siempre en estas fechas nos contaba un cuento.

Todos los viernes eran de ayuno: No se comía carne y se hacía solamente una comida. Las personas mayores no fumaban ni tomaban vino. El pasatiempo era ver películas de Cristo y santos.

Se suspendía la venta y consumo de carne de res, pollo y puerco, lo hacían las personas que tenían esa tradición. Se comía pescado, tortas de camarón, chiles rellenos y capirotada.

En el templo se cubrían los altares con lienzos morados en señal de duelo, las campanas se enmudecían por el luto del Señor y, las mujeres, en aquel entonces se vestían de color negro.

El sábado de gloria y en los primeros minutos del domingo de resurrección, se abría la gloria. En aquella época era tradición la quema de BALANZA Judas al concluir la misa de gallo a la media noche. Era un monigote de cartón rodeado con mechas de pólvora.

Esta quema estuvo en boga entre los fieles católicos. A mediados del siglo pasado, sobre este tema el padre Nicolas Parra, párroco del templo de San Judas Tadeo, indicó que San Pablo en su carta a los corintios decía que “se debe dejar a ese hombre lleno de maldad que vendió al señor por 30 monedas y cambiarlo por Cristo”.

Ya son pocos los pueblos que siguen esa tradición. Ver quemar a este monigote era la diversión de chicos y grandes. Esa y otras tradiciones, en lo religioso y lo profano, ya no existen. Ahora son otros tiempos, es otra diversión, pero un hombre clavado en una cruz nos estará esperando para ver si nos acordamos o no de él.

Ya son pocos los pueblos que siguen esa tradición. Ver quemar a este monigote era la diversión de chicos y grandes. Esa y otras tradiciones, en lo religioso y lo profano, ya no existen. Ahora son otros tiempos, es otra diversión, pero un hombre clavado en una cruz nos estará esperando para ver si nos acordamos o no de él.

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