Por: Juvencio de Arcos Martínez

Recordando algunos barrios de antaño de Zapotlanejo, escribiré algo de ellos y su familia, comenzando por la calle Reforma, antes Trinidad Cervantes. En ella vivieron las familias de Don Polino Pulido; Don José Ramírez; Félix Villavicencio; Don Gregorio Álvarez; Chole Sánchez (Mujer muy devota de San José); José Dávalos; Luis Venegas; Germán Rodríguez “El hojalatero”; Don Manuel Nuño, quien vendía leche y quesos; Don Jesús Méndez con su casa antigua, con zaguán, empedrados de huesos de pata de vaca y el médico Rafael Escoto.

Cuca “La tostadera” Díaz y su hija Luz; Enrique López, en la esquina de Reforma y López Rayón; El tendejón de Don Lorenzo, llamado “El Jonuco”, enfrente Simón Nuño “La Liebre”, con su cantina. Y siguiendo por La Reforma, vivían las familias de Andrés Díaz, Don Eladio, Nieves Aceves, Jesús “El Bolero” , José Temblador, Doña Lupe “La Bolera”, con sus hijas; las maestras  Aurora y Consuelo Macías.

Salvador Álvarez  “El Chango”;  Maximino y sus hermanos; José “El Novio”, Lupe “El 19”; las hermanas Gómez, Victorino y Aurelio, Nicolás “El Tuche” y su esposa Rosa, José “El Riñon” y sus hermanos; Don Lorenzo y familia; Don Rosario Nuño; Cleto y su esposa Josefina Fernández.

Imagen antigua de Zapotlanejo. Foto: Gobierno de Zapotlanejo.

Bajemos por la calle Antonio Torres. En ella vivían: Don Miguel Lomelí y su hijo Luis; Don Sixto “El Pájaro” y familia; Don Pedro López y sus hijos Sotero, Chano y Esteban; Luis, Socorro y sus familias; Lalo Álvarez, Matilde Jiménez y su esposa; Carmen y sus hijas Consuelo, Elisa y Margarita.

Entre las calles Antonio Torres y Nicolás Bravo había un baldío que le decían “El Municipio”, este lugar servía para que la “mococera” jugara fútbol. Venían pequeños circos y carpas donde se montaba alguna obra de teatro. Más abajo, en esa calle, le decían el barrio de los zapotes.

Pasamos a la calle Industria. Ahí no había casas, solo había ruinas de un sito donde molían piloncillo, donde ahora mismo es la escuela. En toda esa calle, a los lados, había cañaverales y sembradíos de maíz.
Por la calle Constitución, vivía la familia del señor Refugio Olivarez y en frente, por la Industria, Silverio Nuño.

En la calle López Rayón, de la Reforma hacia el oriente, vivía un señor llamado Lorenzo, a quien mi madre le decía “El Brujo”, porque le daba por componer máquinas de coser. Mi madre tenía una máquina manual, cuando no funcionada llamaba a Lorenzo y le decía: “Lorenzo, anda para que compongas mi máquina”, entonces iba y la arreglaba.

Al iniciar la calle Lopéz Rayón, vivía Manuel Cervantes y familia, en frente Don Pedro Servín  y su esposa Catalina, sus hijos: la maestra Mercedes, Narciso y Pedro. Siguiendo vivía la familia de Leandro Mendoza y Simón Álvarez, este hombre y sus hijos eran los encargados de tocar las campanas del templo.
Don Cayetano vendía tabaco; José Velazco y su familia; Bernabé de Arcos; Manuel Reynoso… Y ya no había más casas.
En la esquina vivía una señora llamada Bernarda con sus hijos Petra y Francisco; y Nacho  “La Mula” y familia.

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